La globalización puede
entenderse de forma general como la creciente interdependencia entre países,
culturas y sociedades. La Real Academia de la
Lengua (RAE) define el término como la “tendencia de los mercados y
de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa
las fronteras nacionales”.
Aunque la globalización se
ha convertido ya en un movimiento social y cultural, se trata en realidad de un proceso principalmente
económico definido por la integración de las distintas
economías nacionales. De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) habla de este
concepto como “una
interdependencia económica creciente del conjunto de países del mundo,
provocada por el aumento del volumen y la variedad de las transacciones
transfronterizas de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales
de capitales, al tiempo que la difusión acelerada de generalizada de
tecnología”.
Muchas personas insisten en hablar de la globalización como
un proceso nuevo que se ha desarrollado exclusivamente a partir del siglo XXI.
Sin embargo, si entendemos el concepto de globalización como una mayor interconexión
entre regiones y economías (es decir, si eliminamos la parte global) podemos
hablar de un proceso que
nos llevaría desde los contactos entre los primeros asentamientos humanos y el
nacimiento del comercio entre pueblos y tribus hasta el actual sistema capitalista y el comercio a escala mundial. Es
decir, la globalización sería la culminación de esta transformación de aldea aislada a aldeas
globales. Precisamente esta es la teoría esgrimida en 1961 por Marshall McLuhan acerca
del papel de los medios de comunicación electrónicos como creadores de esta
aldea global.
Independientemente de donde situemos el inicio del actual
proceso de globalización, lo único claro es que lo que comenzó como un movimiento de carácter
principalmente económico con la internacionalización o mundialización del
capital financiero, industrial y comercial ha desembocado en una integración
cultural, política y social.
Fruto de la globalización hoy en día se pueden consumir los mismos productos,
de la misma marca, en todos los continentes del planeta y se puede ver la misma
moda en Madrid, Tokyp, Nueva York y Buenos Aires, por poner un ejemplo.
Desde un punto de vista estrictamente económico la globalización
es uno de los puntales del crecimiento del capitalismo como sistema financiero
dominante. Sin la internacionalización empresarial difícilmente podríamos haber
asistido al crecimiento económico de las últimas décadas. Sin embargo, no todo
son halagos ni mucho menos para este proceso, empezando por la fuerte oposición
de los denominados grupos antiglobalización.
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