miércoles, 5 de septiembre de 2012

Modelo Agroexportador en Argentina


Modelo Agroexportador

El concepto de modelo agroexportador es el que surgió en la segunda mitad del siglo XIX en Argentina y América Latina en general debido a la consolidación de un sistema económico basado tanto en la producción de materias primas agrícolas como en la exportación de las mismas a los países centrales (principalmente europeos). El modelo agroexportador fue la consecuencia directa de la entrada casi ilimitada de inversiones y capitales extranjeros que permitieron que Argentina reactive la economía en gran parte de su territorio. Además, el modelo agroexportador coincide con el establecimiento del Estado nacional argentino.

La noción de modelo agroexportador tiene que ver con el desarrollo del sistema mundial económico de fines del siglo XIX. Este sistema se basaba en la división mundial entre países centrales y países periféricos o productores. Mientras que los segundos se especializaron en la producción y exportación de materias primas y de elementos básicos (especialmente agrícolas), los primeros se dedicaron a la producción de productos manufacturados o más complejos que se vendían a mayor precio que las materias primas y que, por lo tanto, permitieron que las potencias europeas y Estados Unidos se hicieran con gran capital.
El modo aceitado en que este sistema económico se desarrolló permitió que la circulación de capital entre las regiones más poderosas y las menos poderosas se mantuviera por más de cincuenta años. Sin embargo, la crisis capitalista de 1930 que hizo a países como Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia caer en una grave depresión económica cortó la circulación de inversiones hacia los países periféricos. De este modo, los países latinoamericanos como la Argentina debieron buscar el modo para sustituir ese modelo agroexportador por uno de consumo interno que permitiera colocar toda la producción local en el mercado de cada región.
A lo largo de su existencia, el modelo agroexportador permitió el crecimiento (aunque no el desarrollo) económico de Argentina, convirtiéndola en aquella región por lo que para la época era famosa: “el granero del mundo”.

Historia del modelo agroexportador en Argentina
Antecedentes 
El papel fundamental de Argentina desde el auge del   agroexportador y luego de adherir a la División Internacional del Trabajo es   el proveedor de divisas para financiar las importaciones y los pagos de los servicios de la deuda.           
Esta etapa comienza alrededor de 1880 y termina con la crisis de 1930 y el comienzo del período sustitutivo de importaciones.          
Como hitos importantes, tenemos:  
• La creación del Virreinato del Río de la Plata.     
• La Revolución de Mayo de 1810, que abre el comercio sin el monopolio de España, sino utilizando la Flota Inglesa.          
• Desde el punto de vista económico, al comienzo del período teníamos una economía, pero de condiciones de subsistencia, produciéndose un cambio a partir de éste modelo. Para ello se dieron factores externos e internos que permitieron este gran desarrollo agropecuario que tuvo la Argentina en éste período. Las condiciones externas fueron los adelantos tecnológicos que permitieron la construcción de buques de gran porte, que podían transportar mercaderías de mucho volumen, la construcción de puertos, el tendido de vías férreas que posibilitaron llevar la producción desde el interior del país hacia el puerto de salida, el puerto de Buenos Aires. 
Inicio
El comienzo de esta etapa puede ubicase cronológicamente en el año 1880, con un gobierno conservador, sostenido en base al fraude y al principio de autoridad, sobre la estructura política del Partido Autonomista Nacional (PAN).
Si bien la exportación había comenzado ya desde la etapa virreinal, luego del inicio de la vida independiente, con el desmembramiento del virreinato del Río de La Plata, se perdieron las exportaciones provenientes de las minas de Potosí, pasando a ocupar el primer lugar como materias exportables, los cueros, la carne salada y el sebo. Se importaba harina de Estados Unidos, vinos de Europa Mediterránea, y textiles de Gran Bretaña.
Transcurso
El crecimiento de la economía fue notable a partir de 1870. Las mejoras técnicas hicieron posible un transporte más ágil y a menor costo. El comercio exterior ofrecía cifras contundentes. En 1870 el ingreso por exportaciones en argentina, era de treinta millones de pesos oro. En 1914, se había incrementado a trescientos cincuenta millones. Las importaciones tuvieron un ritmo similar. De cuarenta y nueve millones, en 1870 a doscientos setenta y dos millones, en 1914. En el mismo período se pasó de medio millón de hectáreas cultivadas, a veinticuatro millones. La Revolución industrial que se había desplegado principalmente en Inglaterra, convirtieron a Argentina en proveedora de la materia prima para sus manufacturas.
Los principales productos exportables eran en 1880, cuero, carne salada y lana. En 1890, comenzaron a exportarse cereales, especialmente, trigo, maíz y lino, dato especialmente relevante si tenemos en cuenta que hasta 1870, la Argentina debía importar trigo. Esto se vio favorecido por la ampliación de la frontera, con tierras quitadas a los aborígenes.
La necesidad de contar con esas tierras era un común denominador en el pensamiento de los hombres destacados de la época, aunque con variantes. Así José Hernández, en “Instrucción del Estanciero” (1882) afirmaba que “no hay derecho para expulsar a los aborígenes de sus tierras y mucho menos de exterminarlos”, Alberdi, por el contrario, sostenía que era mucho más eficaz que esas tierras estuvieran en manos de alemanes, franceses y suizos, en vez de que las posean los indios salvajes. La adquisición e incorporación de esas tierras a la producción era un requisito de la nueva argentina agroexportadora. La llegada de mano de obra proveniente de la inmigración concurrió a favorecer el proyecto.
La discusión se centraba en si convenía que Argentina fuera productor de materias primas o se iniciara en ese país el proceso de industrialización. Se optó por elegir la teoría inglesa sobre la división internacional del trabajo. En Argentina se proveería materia prima para ser manufacturada en Europa, ya que establecer industrias tenía una gran inversión, y necesitaba de mucha experiencia, que no se tenía en el país. Se consideró que la ganadería se reproducía por sí sola y no había diferencias en las ganancias, ya que la industria, al principio ocasionaba pérdidas por los altos costos de producción.
Convencidos que la agricultura y la ganadería serían fuente de la eterna riqueza argentina, Sarmiento promovió una educación especializada en agricultura y minería, y no la educación técnica. Para Sarmiento no estaban dadas las condiciones para industrializar el país, por la falta de carbón, de leña e incluso tradición industrial. Aseguró que podrían instalarse fábricas en el futuro, con personal extranjero capacitado.
Entre las opiniones minoritarias en favor de la industrialización se contó la de Pizarro, ministro de Roca, quien expuso que no fabricar en el país era crear una dependencia vasallática con el extranjero. El tiempo le otorgó la razón a este visionario, pero en el momento, sus contemporáneos no lo escucharon, estableciéndose una alianza con Inglaterra, donde Argentina producía la materia prima y se la vendía a Inglaterra, y ésta, a su vez, vendía a Argentina productos de consumo.
En 1876, se exportaron siete mil seiscientas cuarenta y dos toneladas de maíz a Gran Bretaña y la primera exportación de trigo fue efectuada en 1878. Los estados extranjeros, sobre todo Gran Bretaña, apoyaron esta expansión mediante empréstitos, que fundamentalmente fueron invertidos en ferrocarriles y en el sector financiero, otorgando préstamos para inversiones. Los ingleses también invirtieron en tranvías, agua corriente y frigoríficos. A los cereales se le añadió la exportación de carne congelada, al avanzar las técnicas de refrigeración. Luego se exportó carne enfriada.
En el despegue de Argentina como “el primer granero del mundo” tuvo un papel destacado el ferrocarril, cuyo primer exponente se inauguró en Buenos Aires en 1857. Éste permitió la comunicación entre zonas productoras del interior y los centros urbanos.
La red ferroviaria se extendía desde los puertos, sobre todo el de Buenos Aires, hacia el interior de la República. El crecimiento fue destacable. En 1880, había dos mil quinientos kilómetros de líneas férreas. Al ferrocarril de oeste que pertenecía a la provincia de Buenos Aires, se le añadieron, con capital británico, el Sur y el Central Argentino, que unió Rosario con Córdoba, y más tarde, con Tucumán. En 1914 el recorrido se había elevado a treinta y tres mil quinientos kilómetros.
Paralelamente al despegue económico, hubo un gran crecimiento urbano, sobre todo en Buenos Aires, Rosario, Mendoza, Córdoba y San Miguel de Tucumán, que obligó a la realización de una gran obra pública de servicios.
El sector industrial no tuvo el mismo desarrollo, concordantemente con las ideas planteadas. Surgieron algunas industrias locales, para satisfacer la demanda concreta de esas localidades, comprendiendo el rubro alimentario, de bebidas y la industria textil, algunas mueblerías y talleres mecánicos. Las que mayor ímpetu cobraron fueron las destinadas a satisfacer la demanda exterior, como los frigoríficos y los molinos harineros. Durante el gobierno de Sarmiento prosperaron la industria vitivinícola y azucarera, las jabonerías y las fábricas de ropa. En 1875, se creó el Club Industrial, para proteger la industria local.
El sector ganadero también cambió. Los vacunos dejaron paso a los ovinos, como principal ganado de exportación.
Pero este período de bonanza no duró demasiado. En 1890, ya apareció el problema de no poder asumir los compromisos contraídos en el pago de la deuda externa. Esto fue superado, pero la dependencia con Europa era demasiado estrecha y los vaivenes en ese continente afectaban demasiado la economía local. Esto se demostró con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Entre 1914 y 1919, la mayoría de los estados buscaron volver a la situación económica anterior a la guerra. Se alcanzó el objetivo, pero entre los años 1929 y 1930, sobrevino una crisis mundial, que trajo como consecuencia una gran depresión. La Segunda Guerra Mundial, hizo cambiar nuevamente la mirada hacia la economía. La iniciativa privada y liberal fue reemplazada por una intervención estatal reguladora, creándose además instituciones financieras que actuaran a nivel internacional.
Los países desarrollados se beneficiaron ampliamente, creando una gran brecha con los países pobres. Argentina, al verse privada de la demanda de sus materias primas y de la importación de productos industriales, por la crisis europea, hizo nacer una industria local destinada a la “sustitución de importaciones”, pero con gran dependencia del exterior, con respecto a los bienes de capital, como por ejemplo, las maquinarias. Los comerciantes exportadores, que habían acumulado cierta riqueza, los terratenientes de La Pampa y capitales ingleses, estadounidenses y alemanes favorecieron la aparición de estas industrias, con fuerte intervención estatal.
Causas que originaron el auge del período         
• Enormes superficies de tierras fértiles, mejora en las condiciones del transporte mundial que bajan los costos de los fletes, aparición del mercado internacional de productos agropecuarios. 
• Ingreso de capitales extranjeros, fundamentalmente ingleses, que permitieron el tendido de vías férreas, la construcción de puertos, caminos, rutas, sistemas telegráficos. 
• La Revolución Industrial que trajo aparejada la División Internacional del Trabajo, concentrando la producción agropecuaria en los países sin producción manufacturera, adhiriendo Argentina como proveedor de materias primas agropecuarias.          
• Gran inmigración entre 1857 y 1930, de alrededor de cuatro millones de inmigrantes, en donde el 90% se radicó en la región pampeana.       
• El ordenamiento jurídico-político del país que unifica a las provincias y nos constituye como Nación, indispensable para tomar los compromisos de endeudamiento con el exterior, que fue necesario para crear la infraestructura.         
• La conquista del desierto que anexa alrededor de treinta millones de hectáreas para ser explotadas. 
• Las economías regionales, cuya producción no se destinaba al mercado internacional, volcaron su producción al mercado interno.      

Todo este período agroexportador podemos decir que fue una "época de oro de la Argentina", en el sentido de que nace un país pujante, en el que se veían en ese momento grandes perspectivas de desarrollo, alcanzando nada menos que el sexto puesto del PBI mundial en 1928. Cuando termina este período, el PBI por habitante era alrededor del 70% del PBI por habitante de EEUU.  
Entre 1919 y 1929 el PBI de la Argentina creció al 3.61% anual, superando considerablemente a Canadá (2.65%), Estados Unidos (2.16%) y Australia (1.64%). También el aumento del PBI per cápita argentino fue el más alto de los cuatro países, promediando el 1.75% anual. 
Consecuencias del modelo 
El comportamiento de la economía estuvo condicionado por dos factores: 
Las exportaciones agropecuarias  
El volumen y el precio de los productos agropecuarios, y por ende su comercialización, dependían de la demanda externa, que a su vez estaba condicionada por las fluctuaciones económicas de los principales países. Esta "coyuntura inversa" condicionó el desarrollo económico y social del país. Además, las limitaciones del modelo agroexportador radicaban en la falta de mecanismos de compensación económica y en la ausencia de una política activa por parte del Estado Nacional para interferir en los mecanismos de mercado. 

El endeudamiento externo            
El endeudamiento externo fue un factor clave para explicar la evolución de la economía en el período. Fueron acumulándose créditos, junto con dificultades de pago. El endeudamiento potenciaba los problemas fiscales, mientras los requisitos impuestos por los acreedores condicionaron las políticas económicas, y los créditos que debían servir para suplir la falta de capital para el desarrollo, se convirtieron en una traba mayor. 
La forma en que fueron contraídos los préstamos disparó especulaciones que llevaron al desencadenamiento de crisis monetarias, fiscales y de balance de pagos, como en 1873, 1885 y 1890.  
El endeudamiento externo se origina con el empréstito Baring, entre cuyos destinos se encontraba la construcción del puerto. El pago del préstamo estaba garantizado por el Estado de Buenos Aires con sus bienes, rentas y tierras. De todas formas, no se cumplieron ninguno de los objetivos programados.



Las características del modelo agrario exportador         

Las características que definieron al modelo agrario exportador fueron las siguientes: 

La dependencia económica del mercado externo. La condición de Argentina como país periférico de la economía-mundo capitalista dio lugar a que los centros industrializados europeos tuvieran poder de decisión sobre la organización de la producción argentina. En el mercado mundial se fijaban los precios de los productos y se decidía el destino de las inversiones de capitales. De este modo, indirectamente, se determinaba qué productos convenía producir en el país.           

El latifundio como unidad de producción agropecuaria. La casi totalidad de la producción destinada a la exportación se obtenía en grandes propiedades rurales ubicadas en la región pampeana.       

La intervención del Estado. La fuerte expansión de la demanda mundial de productos agropecuarios de clima templado y la disposición en nuestro país de tierras fértiles para esta producción, no eran condiciones suficientes para posibilitar el crecimiento de la producción y de las exportaciones agropecuarias. El Estado tuvo un papel decisivo para asegurar el funcionamiento del modelo agrario exportador. Sus acciones más importantes fueron: garantizar la libre circulación de bienes y capitales, favorecer la expansión de la red de transportes y otras obras de infraestructura facilitar la puesta en producción de las nuevas tierras de frontera, estimular la inmigración extranjera para obtener fuerza de trabajo, y organizar unsistenia jurídico y monetario.           

La participación de capitales extranjeros. Las inversiones de capitales extranjeros fueron un sustento indispensable para el desarrollo del modelo agrario exportador. Estos capitales estuvieron destinados a realizar las obras que facilitaban el transporte y la comercialización de los productos argentinos en él mercado internacional. El mayor volumen de las inversiones de capital —de origen inglés—permitió la expansión del ferrocarril y la modernización del puerto de la ciudad de Buenos Aires. Las inversiones extranjeras también se destinaron a fundar bancos y empresas exportadoras que realizaban los negocios de compra y venta. Y, finalmente, fueron capitales ingleses los que instalaron los primeros frigoríficos que permitieron que la producción ganadera de carnes y sus derivados llegara a los mercados europeos con mejor calidad y, por lo tanto, obtuviera mayor precio. En algunas de estas actividades, los capitalistas ingleses se fueron asociando con capitalistas argentinos.   

La inmigración extranjera. Hacia 1860, la escasez de mano de obra en la zona pampeana planteaba un obstáculo para iniciar la explotación de las tierras. El problema no podía resolverse esperando el crecimiento vegetativo de la población existente, y la población de otras regiones del país también era escasa y se caracterizaba por su inmovilidad. La solución se encontró en la incorporación de fuertes contingentes migratorios del exterior. Entre 1857 y 1914, del saldo inmigratorio neto de 3.300.000 personas, el 90% se radicó en la región pampeana, pero sólo una cuarta parte —800 mil— quedaron en las zonas rurales. 

El desequilibrio regional. Las producciones destinadas a la exportación se obtenían, fundamentalmente, de la región pampeana del país. Y en el interior de ésta, Buenos Aires y su puerto fueron el núcleo que centralizó los intercambios con el mercado internacional. Por esta razón, también en ese núcleo se concentraron los grupos de mayor poder económico y los centros de decisión política que trabajaban por el mantenimiento de este modelo económico que los beneficiaba. Por estas razones, en las otras regiones del país, las economías extrapampeanas, cuyas producciones no se destinaban al mercado internacional, comenzaron a depender de la economía pampeana. Este fue el caso, por ejemplo, de la producción de azúcar en Tucumán y de vinos en Mendoza, destinada al abastecimiento del mercado interno.            

El fortalecimiento de este modelo de organización de la economía y la sociedad, consolidó el dominio de un grupo social sobre el conjunto de la sociedad. Los terratenientes exportadores se fueron constituyendo en el grupo de capitalistas agrarios, y actuaron asociados con capitalistas extranjeros. 

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